Chile es uno de los países productores más importantes y reconocido internacionalmente por la calidad de sus vinos, pero lamentablemente esto no se ve reflejado en el servicio a la hora de pedirlo en un restaurant o recibirlo en cualquier lugar gastronómico. Existe muy poca o casi nula preocupación por el correcto servicio del vino, si bien podemos encontrar contadas y notables excepciones, no es suficiente siendo un país de vinos.
Todo esto se ve reflejado en el consumo per cápita de nuestra emblemática bebida, que no supera los 15 litros en comparación con otros países productores que están por sobre los 30 litros.
El vino es un producto que viene sin instrucciones de uso y sin fecha de caducidad, pero es un líquido vivo y complejo que requiere de ciertos cuidados para disfrutarlo en su máxima expresión; tanto en el proceso de almacenaje, principalmente para vinos con potencial guarda, como al momento de disfrutar de una copa.
Existen ciertas recomendaciones de cuidados al momento de servir una copa, en primer lugar tenemos recomendaciones de temperatura de servicio dependiendo de la cepa. La temperatura de un vino tiene una influencia decisiva en sus efectos olfativos y gustativos ya que pueden modificar un vino perfectamente equilibrado. Los vinos blancos se recomiendan servir entre 8 y 12° y los tintos entre 16 y 18° (actualmente las viñas ponen recomendación de temperatura de servicio en la contra etiqueta de la botella).
Otra de las recomendaciones de servicio, es la aireación del vino, la mayoría de los vinos tintos y algunos blancos mejoran tras el proceso de oxigenación, ya que elimina los aromas de guarda y suaviza los taninos en el caso de vinos muy tánicos, entre más tánico sea un vino más tiempo necesita para respirar.
Existe el mito de descorchar la botella mucho tiempo antes de servirla pero esto es en realidad muy poco efectivo o inútil ya que el área de contacto del vino con el aire es muy pequeña, un vino para lograr una correcta oxigenación, debiese tener un tiempo de espera de al menos una hora en un decantador convencional para lograr un aireado ideal, Se entiende que esto es muy difícil de ejecutar en un restaurant pero hoy en día existen accesorios que permiten realizar este proceso de forma instantánea.
Ya está establecido que producimos vinos de calidad reconocidos en Chile y en el extranjero, pero falta que los distintos agentes nos unamos y nos preocupemos de las otras aristas como el costo del vino v/s la calidad del servicio en restaurantes. Una vez que logremos esta unión, podremos potenciar el consumo interno de nuestros vinos a nivel de un país productor y toda la experiencia que lo rodea, ahí recién estaremos viviendo nuestro mejor momento.
Si la primera experiencia de un consumidor es recibir, por ejemplo, un vino tinto a 23 grados, no podemos esperar que disfrute esta bebida, que la prefiere y la elija en un supermercado.
Alejandro Pavez.
Socio director de Entorno al Vino