Arquitectura de las bodegas subterráneas: el secreto de un buen vino está bajo tierra

Julio 18, 2018
Updated 2018/07/18 at 5:54 PM

En algunos casos son verdaderas ciudades bajo tierra, con kilómetros de galerías, construidas para aprovechar las propiedades que aporta el subsuelo de forma natural: una temperatura y una humedad estable durante todo el año, fundamental para que el vino repose y madure hasta su posterior venta.

Las antiguas bodegas subterráneas pueden dar las pautas para construir las del siglo XXI, ya que en su interior se consigue alcanzar una calidad máxima en los vinos con un costo energético nulo. Así lo pensó el arquitecto catalán Luis Alonso cuando diseñó las famosas bodegas de Protos en Valladolid, España, y las de Txakolí o Bodega K5 que son una atracción turística en el país vasco.

El chef Karlos Arguiñano y su bodega en el cerro:

Karlos Arguiñano, uno de los chefs más famosos de España se mueve hoy entre las viñas al alcance de su querida Zarautz, localidad del país vasco. Hace unos años decidió embarcarse en un proyecto con cinco socios para producir vino txakolí blanco y para ello escogió al estudio de arquitectos Alonso&Balaguer. Las bodegas K5 fueron excavadas sobre la roca de una montaña, en perfecta comunión con el entorno, a 300 metros sobre el nivel del mar, desde donde se divisa el Ratón de Getaria y el puerto de Orio.

El bucólico paisaje, presidido por el color verde del entorno, a modo de marco de encaje del azul del Mar Cantábrico como fondo, precisó de una integración paisajística con las bodegas, para lograr una armónica convivencia. Para ello, la bodega se produce en una planta con cinco muros de hormigón armado visto y expuesto, cinco fisuras que van adaptando su curvatura a la topografía existente.

Para el arquitecto Luis Alonso, el semi-enterramiento del volumen edificado, comporta un lógico y óptimo funcionamiento de la estabilidad ambiental de la bodega, con temperatura controlada uniformemente por su propia inercia térmica.

De esta famosa bodega nace K5 Argiñano: el caldo estrella de la bodega, un Txakoli con 10 meses de maduración, perfecto para todo tipo de platos. También está el K Pilota: el vino joven de la familia, un Txakoli con 5 meses de maduración recomendado para aperitivos y comidas ligeras.

Protos: la bodega que mira al castillo de Peñafiel:

Asentada sobre una de las capitales de la denominación de origen Ribera de Duero, Protos es la bodega insignia de la localidad de Peñafiel en Valladolid. Una moderna bodega, obra del premio Pritzker de Arquitectura Richard Rogers y la oficina Alonso&Balaguer, a los pies del imponente castillo que domina la localidad.

El arquitecto Luis Alonso relata que las instalaciones de Protos consisten en una bodega y una sede de representación social y administrativa. “El edificio, responde a condiciones espaciales y ambientales óptimas para la elaboración del vino, resulta representativo para la marca y se integra en el entorno de Peñafiel. El ahorro energético no sólo es importante, sino consustancial al diseño de Protos”.

El proyecto consideró la cubierta del edificio como fachada que es apreciada desde la privilegiada posición que ofrece el Castillo de Peñafiel. Por esta razón, la cubierta es parte integral en la composición arquitectónica del proyecto y fue diseñada como cinco crujías abovedadas que se orientan hacia el castillo. Su impronta es tan impactante que atrae a más de 32 mil visitantes por año.

Protos en Peñafiel es una de las mejores bodegas del mundo, reconocida por publicaciones tan prestigiosas como Wine&Spirit, y sin duda una garantía a la hora de servir un vino en una mesa.

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